Todos tenemos días malos en los que no nos apetece hacer nada. Todo nos cuesta más y no nos sentimos con ganas de ir a entrenar, de preparar la comida del día siguiente, de hacer la compra o de sacar la esterilla y prepararnos para ir a una clase de yoga. Ante estos casos, hay, sin duda, una alternativa que funciona: practicar desde casa. “Precisamente en esos días difíciles es cuando tu cuerpo y tu mente más necesitan el yoga. Lo bonito de esta disciplina es que es una práctica que se moldea a ti, no una rutina rígida que debes cumplir a rajatabla”, nos anticipa Sara García, (@sarayoga.journey), profesora de Vinyasa Yoga.
Cada vez que mantienes una práctica constante, aunque sea mínima en los días difíciles, le transmites un mensaje claro a tu sistema nervioso: ‘Estoy aquí para ti, incluso cuando es complicado’
¿Por qué es importante que la práctica de yoga sea constante?
La experta hace referencia a la constancia, fundamental para notar los beneficios de la práctica. “Uno de los mayores beneficios que nos aporta el yoga es que ayuda a disminuir el cortisol, la hormona del estrés. Por lo que a mayor práctica regular, menor estrés en el largo plazo. Lo mismo ocurre con ganar fuerza y flexibilidad”, nos dice.
Tal y como nos explica, nuestro cuerpo es más sabio de lo que imaginamos: no distingue entre una práctica "perfecta" y una práctica "suficiente". “Lo que sí reconoce es la diferencia entre movimiento y estático, entre respiración consciente y respiración automática, entre cinco minutos de autocuidado y cero minutos de autocuidado. Cada vez que mantienes una práctica constante, aunque sea mínima en los días difíciles, le transmites un mensaje claro a tu sistema nervioso: ‘Estoy aquí para ti, incluso cuando es complicado’. Este mensaje genera beneficios acumulativos que van más allá de lo físico”, nos cuenta la experta.
Práctica habitual de yoga y cortisol
Apunta, además, a un factor interesante, el cortisol, esa hormona del estrés que nos mantiene en constante alerta, comienza a regularse con la práctica habitual. “Da igual si hoy dedicaste una hora completa a una secuencia o si simplemente te sentaste a respirar cinco minutos. Tu organismo registra ese momento de pausa, esa intención de cuidarte, y responde reduciendo los niveles de estrés”, explica.
Tu organismo registra ese momento de pausa, esa intención de cuidarte, y responde reduciendo los niveles de estrés
Buscar una práctica diferente
En esos días en que no te apetece moverte, Sara García nos explica que tu práctica puede ser diferente, pero no menos valiosa. “De hecho, puede ser más honesta. Cuando practicas yoga sintiéndote genial, es fácil. Cuando lo haces sintiéndote pesado, triste o sin energía, es cuando realmente estás practicando la esencia del yoga: la unión entre lo que eres y lo que necesitas en ese momento exacto”, indica.
E insiste en un aspecto importante: “No se trata de forzar tu cuerpo a hacer algo que no puede. Se trata de encontrar que sí puede hacer hoy”. Y pone ejemplos prácticos:
- Quizás no puedas hacer una secuencia de pie, pero sí puedes sentarte en el suelo.
- Quizás no puedas hacer flexiones hacia atrás, pero sí puedes hacer un gato-vaca suave.
- Quizás no puedas meditar veinte minutos, pero sí puedes tomar cinco respiraciones profundas.
La experta recopila, además, tres asanas especialmente útiles para esos días en los que no te sientes con fuerzas.
'Uttanasana' (Flexión hacia adelante de pie)
- Ponte de pie con los pies separados al ancho de las caderas.
- Deja que tu torso se doble hacia adelante desde las caderas.
- No importa si no tocas el suelo con las manos, esta no es la verdadera intención de la postura.
La experta nos detalla que Uttanasana es como rendirse a la gravedad de manera consciente. "Es perfecta para esos días en que tu mente está acelerada: la inversión suave ayuda a que la sangre fluya hacia el cerebro, calmando el sistema nervioso", nos explica.
'Urdhva Mukha Svanasana' (Perro boca arriba)
- Túmbate boca abajo y coloca las palmas de las manos junto a las costillas.
- Presiona las manos contra el suelo y levanta el pecho, manteniendo las piernas fuertes y los muslos ligeramente despegados del suelo.
- Es una flexión hacia atrás suave que despierta la energía dormida.
"Si sientes que es demasiado intensa, puedes mantener los muslos en el suelo o incluso hacerla apoyando los antebrazos. Tu cuerpo sabe qué variación necesitas", argumenta Sara García.
Cuando no tienes energía, el perro boca abajo te ofrece una experiencia completa: estiramiento profundo, fortalecimiento integral, inversión suave y un momento para reconectar contigo
'Adho Mukha Svanasana' (Perro boca abajo)
- Desde la posición de cuadrupedia, despega las rodillas del suelo y apoya los talones.
- Levanta las caderas hacia arriba, creando una forma de V invertida.
- Las manos están bien apoyadas, los brazos fuertes, y las piernas pueden estar dobladas si lo necesitas.
En opinión de la experta en yoga, esta es una de las posturas más honestas del yoga. "Cuando no tienes energía, el perro boca abajo te ofrece una experiencia completa: estiramiento profundo, fortalecimiento integral, inversión suave y un momento para reconectar contigo", nos dice, a la vez que concluye con una recomendación: "En días en que te sientes con algo más de energía, puedes explorar variaciones como elevar una pierna alternadamente".